Sin empadronar el espíritu en ninguna consigna propia ni extraña, suscitar, no ya nuevos tonos políticos en la vida, sino nuevas cuerdas que den esos tonos.
César Vallejo, 1927
Sin empadronar el espíritu en ninguna consigna propia ni extraña, suscitar, no ya nuevos tonos políticos en la vida, sino nuevas cuerdas que den esos tonos.